sábado, 20 de enero de 2018

Las Balsillas - Baza

Las Balsillas es otra aldea de la Sierra de Baza que pertenece al término municipal de Baza; emplazándose a 1.380 metros de altitud en la cuenca del arroyo Bodurria, el que unos kilómetros más abajo toma el nombre de río Gállego primero y de Río de Baza, después.
Esta aldea se localiza dentro de zona caliza del Parque, perteneciente al denominado Complejo Alpujárride, de edad permotriásica, constituido básicamente por rocas carbonatadas de origen sedimentario: calizas y dolomías y dentro de éste en la llamada Unidad de Santa Bárbara, o macizo central de la Sierra de Baza. En la vegetación dominante, junto al pinar de repoblación que se entremezcla con algunos ejemplares autóctonos de pino salgareño (Pinus nigra) y pino carrasco (Pinus halepensis), destaca la presencia de unos sabinares de media montaña en los que la especie arbórea dominante es la llamada sabina mora (Juniperus phoenicea) que se encaraman y trepan entre los paredones calizos. En la zona hay muchas cuevas, grutas y simas naturales como las llamadas Cueva Mora o Cueva Hunosa.
La aldea se encuentra en la actualidad totalmente deshabitada, de modo que actualmente tan solo se conserva remozada una casa que han reconstruido cazadores y amantes de la Sierra, la que precisamente se reproduce en esta imagen. Aun cuando hasta hace unos años este lugar tenía un importante papel religioso, contando con cura propio, que impartía curto en una modesta iglesia con la categoría de Ermita Sacramental, cuyos orígenes se remontan al año 1868, aun cuando en las actas del Ayuntamiento de Baza ya era citada con anterioridad este lugar con el título de "Feligresía de Las Balsillas", como contaba con su propio cementerio, que aún se conserva en la actualidad, uno de los tres cementerios que existen en la zona de Baza de esta Sierra, los otros dos están en El Moro y Los Mellizos.
El historiador de la Sierra de Baza José Sánchez refiere como el primer cura que tuvo esta parroquia se llamaba Don Francisco Román Moreno Cortés y el último Don Emiliano Domingo, que firmó su última partida de esta parroquia en el año 1974, fecha en la que ya estaba prácticamente despoblada esta aldea. A lo largo de este periodo se han contabilizado 3313 nacimientos en la parroquia, que abarcan a todos los nacidos dentro del ámbito territorial de la parroquia de Las Balsillas, siendo el período que registra mayor número de nacimientos los años finales del S. XIX y los primeros años del S. XX, con lo que se considera que este fue el periodo en que estuvo más habitada la zona. Muy dura debió de ser la vida en esta aldea, en la que los fríos y rigores del invierno se dejan sentir de modo particular, con años muy críticos como el llamado año de la gripe, en el año 1918, en el que en tan pequeño territorio se contabilizaron nada más y nada menos que 59 defunciones.
En el lugar abunda mucho el agua, que se embalsa, dando lugar a grandes balsas, de donde toma la aldea su nombre de Las Balsillas, en clara alusión toponímica a la presencia de balsas en el lugar.
Esta aldea tenía sus fiestas patronales en honor de la Santísima Trinidad, de la que existía un cuadro que se veneraba en la modesta iglesia parroquial, siendo muy nombradas las Fiestas de Moros y cristianos, que se celebraban en este lugar, así como la romería que en honor a la Santísima Trinidad tenía lugar. Actividades hoy totalmente perdidas.

(Proyecto Sierra de Baza)

Situación actual de la aldea: totalmente abandonada, aun cuando se conserva su cementerio, que siguen cuidando familiares y allegados de los difuntos que en él descansan.

Estación de Langa de Duero

Debido a la situación de esta estación en el punto medio del recorrido total de la línea, se estableció en ella la reposición de los caloríferos (recipientes metálicos llenos de agua hirviendo colocados bajo los asientos) para los coches de viajeros que eran llenados en Valladolid y en Ariza. 
Siendo de tercera categoría, disponía de dos vías de sobrepaso y la del muelle con su báscula y su gálibo. 
A mayores, encontramos un depósito con su correspondiente caseta que alojaba la máquina de vapor que bombeaba el agua. 
La estación está habitada y bastante bien cuidada, aunque faltan las manecillas del reloj y el cartelón con la localidad. 

(Esperando al tren)