viernes, 1 de septiembre de 2017

Estación de Toledo

Pasearse por Toledo es como viajar en una máquina del tiempo y la historia de la ciudad en los dos últimos siglos está ligada al tren y a su estación ferroviaria hasta la actualidad, cuando en 2005 se inauguró la línea de alta velocidad que conecta con Madrid.
La histórica estación ferroviaria de Toledo celebra estos días el centenario del inicio de su construcción, ya que el 4 de marzo de 1914 comenzó a contruirse este edificio que ha visto pasar a millones de viajeros del tren por sus andenes a lo largo de estos cien años.
El edificio se construyó en los terrenos aledaños de una estación anterior, que siguió prestando servicio hasta que en abril de 1917 concluyeron las obras de la nueva terminal, aunque la estación se inauguró el año anterior.
Declarada Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento, desde 1991 e integrada en el Patrimonio Histórico Español, es obra del arquitecto Narciso Clavería, Marqués de Manila, quien redactó un proyecto cercano a los dos millones de pesetas para la Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante (MZA).
De estilo neomudéjar, la estación de Toledo forma parte del acervo histórico y artístico de la ciudad como un claro ejemplo del rico legado patrimonial de la arquitectura ferroviaria española. A la izquierda hay una torre de reloj que imita los minaretes y campanarios de las iglesias.
Además, su amplio vestíbulo interior constituye en sí mismo un gran tesoro artístico y un rico escaparate de las artes decorativas a base de rejerías, yeserías, artesonados, vidrieras, cerámicas, mobiliario, lámparas o detalles de cantería. En este conjunto,destaca especialmente la taquilla, que presenta un forjado espectacular.
Esta obra arquitectónica fue reformada en el año 2005, con motivo de la puesta en servicio de la línea de Alta Velocidad Madrid-Toledo.
Testigo de estos cambios y del paso del tren tradicional al AVE es Francisco Javier del Moral Maldonado, hijo de ferroviario y trabajador de la estación desde el año 1988, que ha contado a ABC detalles del edificio y algunas anécdotas vividas a lo largo de estos años.
En su opinión, «la estación de Toledo es única», como le han trasladado numerosos viajeros durante todos estos años, pero critica que haya toledanos que desconocen la riqueza de este edificio y que no se promocione como un monumento más en las guías de la ciudad.
Incluso, cuenta que mucha gente no sabe que la estación es la única donde hay una capilla en la que todos los domingos dan misa y que anteriormente fue el despacho del rey Alfonso XIII cuando venía a la ciudad.
También recuerda que en la estación de Toledo se han rodado varias películas como «La caja 507», «Paquete exprés» o «La Novena Puerta» de Roman Polanski.
Francisco Javier del Moral recuerda con nostalgia sus primeros años en la estación y del tren tradicional y, aunque reconoce que «la llegada del AVE a Toledo fue todo un privilegio», la relación que mantienen ahora con los viajeros es más fría porque, a su juicio, «van con prisa y no se paran a disfrutar de un edificio como este».
De hecho, entre las muchas anécdotas que tiene este trabajador de sus muchos años en la estación de Toledo, destaca el día que salvó la vida a un pasajero al obligar al maquinista a parar el tren cuando esta persona comenzó a sentir los primeros síntomas de un infarto de miocardio y después llevarlo al hospital.
La estación de tren de Toledo seguirá siendo la puerta de entrada y salida de la ciudad para muchos viajeros, y este año con más motivo debido a la llegada de un gran número de turistas durante la conmemoración del IV Centenario de la muerte de El Greco.

(ABC)

Hospital del Santo Ángel o de la Barranca - Navacerrada

Desde la lejanía hasta engaña: con sus cuatro plantas todavía en pie, parece en plena forma. Un espejismo que se diluye cuando se pasa a su lado camino de la Barranca, en un entorno natural de gran valor, en la sierra de Guadarrama, a las faldas de la Bola del Mundo y La Maliciosa. El abandono, que ya dura más de 20 años, desde 1995, se hace patente: ventanas sin cristales que dejan ver habitaciones completamente vacías y una reja cerrada con candado para impedir el paso a los extraños.
El todavía imponente edificio fue construido en los años cuarenta como preventorio de tuberculosis, así siguió hasta los sesenta cuando se reconvirtió en un centro psiquiátrico. En 1995 fue cerrado y abandonado. Posteriormente hubo varios intentos de rehabilitación del sanatorio, entre ellas un intento de reconvertirlo en residencia de ancianos. Se encuentra en monte de utilidad pública y es propiedad del Ayuntamiento de Navacerrada.