viernes, 2 de diciembre de 2016

Antigua estación de Puente Viesgo - Cantabria

La antigua estación de tren de Puente Viesgo es uno de los lugares más curiosos que podemos encontrar en esta región. La estación se conserva intacta y formaba parte de la antigua línea de ferrocarril de vía estrecha (Feve) que unía Astillero con Ontaneda. Esta estación estuvo en uso hasta el año 1973 y es uno de los elementos más aclamados del paseo de la Vía Verde del Pas que discurre cerca del río Pas. Un paseo altamente recomendado tanto por su belleza como por la tranquilidad que se respira en él. Perfecto para practicar deporte en él como montar en bici, correr o simplemente dar un paseo. La estación cuenta con un apeadero con bancos y también destaca un reloj antiguo justo al lado de la puerta. Dentro había un museo de prehistoria pero actualmente está cerrado. Justo al lado de la estación hay una antigua locomotora de vapor, la locomotora Reyerta para completar esta especie de museo al aire libre.
(MiNube)

Estación abandonada de Baricentro - Barcelona

A pesar de que la cultura de la movilidad distaba mucho por entonces de la concepción que tenemos ahora, en los años 80 ya hubo visionarios que pensaron en el tren para minimizar el uso del transporte privado. Pasó, por ejemplo, en el centro comercial Baricentro, en Barberà del Vallès, donde en 1982 se construyó un apeadero en una línea ferroviaria de mercancías, paralela a la autopista AP-7. Con el paso de los años, la flamante infraestructura se ha convertido en una estación fantasma, que nunca ha entrado en servicio. La existencia de una línea de tren que pasaba por las entrañas del mayor centro comercial que se construía en España dio alas al proyecto de construcción de una estación. Fue, sin duda, una inversión pionera, que se adelantaba al futuro, pensando en una posible avalancha de clientes y previendo que algún día la línea ferroviaria de mercancías podía acabar aceptando pasajeros. Se construyó un acceso, desde el mismo centro comercial, que llega a un vestíbulo subterráneo. De allí salen dos pasillos que conducen a los andenes. Y ahí quedó todo. Ante los andenes han pasado miles de vagones de mercancías, entre ellos el denominado tren nuclear, que transportaba residuos atómicos, y más tarde el tren del gas. El vestíbulo de la estación se convirtió en escenario de ritos pretendidamente satánicos o espiritistas, según se intuye a la vista de las huellas que han quedado en las paredes. Las plataformas han sido y siguen siendo murales idóneos para grafiteros que, con mayor o menor arte, han dejado su rúbrica en este punto anclado en el tiempo. Con la puesta en marcha de la línea de cercanías R-8 el pasado 26 de junio, la estación puede llegar a ver la luz. Está situada en medio del recorrido de una línea que une Granollers y Martorell en 45 minutos y sin pasar por Barcelona, una localización que puede llegar a ser estratégica. «Alguien con buen criterio dejó planeada la estación para que si algún día esta línea se activaba pudiese acoger pasajeros que podrían venir al centro comercial a realizar sus compras sin necesidad de utilizar el coche», explica Albert Turon, miembro de la plataforma para la Promoción del Transporte Público. Al final, la estación podría desempeñar una función clave en la red ferroviaria. Una de las posibilidades que se prevén es que el tren de alta velocidad tenga una parada en el Vallès. En este sentido, Sant Cugat y la zona del Baricentro son firmes candidatas a acogerla. En el caso del centro comercial, podría ubicarse justo en la intersección con la línea que une Terrassa y Barcelona (R-4), actuando de intercambiador entre esta, la R-8 y el AVE. Mientras el proyecto madura, los andenes son espectadores de lujo del tráfico de Rodalies y el punto de acceso desde el centro comercial sigue pasando desapercibido entre sus clientes, tapado por un muro de hormigón y contenedores de residuos que cierran el paso a los curiosos y que alargan la leyenda de la estación que pudo ser pero que nunca fue.

(El Periódico)

Aniz - Cirauqui (Navarra)

Ubicación
El lugar de Aniz se encuentra dentro del término municipal de Cirauqui, a tan sólo 1 kilómetro de esa localidad. Esta junto a la carretera N-111, que une Pamplona con Logroño. Si vamos dirección a Logroño, Aniz queda a la derecha de la carretera, a escasos cien metros de la misma, antes de llegar a Cirauqui.

Historia
Estamos ante un despoblado que ya lleva casi quinientos años sin estar habitado. Sabemos que en el año 1537 ya estaba deshabitado, y desde entonces, hasta la actualidad, lo que ha sobrevivido es lo que fue su iglesia, parece que dedicada a la advocación de Santa Catalina, conceptuada hoy como ermita de Santa María. Las paredes de este templo, recios muros, son las que han servido, y sirven hoy, de nexo de unión entre aquellos pobladores del siglo XII y el entorno que contemplamos en el siglo XXI.
Aniz fue en su tiempo señorío de realengo. En el año 1192 el monarca navarro Sancho VI el Sabio unificó la pecha y la “cena” de los vecinos de este lugar. Ese mismo siglo XII el Monasterio de Irache se había hecho allí, por donación de su dueña, con la propiedad del palacio con todas sus dependencias, incluyendo estás últimas el aprovechamiento de dos molinos situados dentro del término.
Poco después, en el siglo XIII, los documentos nos desvelan que los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén también se habían hecho con la propiedad de alguna heredad en el lugar; no hay que olvidar que Aniz está situado, entonces y ahora, en la ruta principal del Camino de Santiago (entre Puente La Reina y Estella).
En el año 1425 los vecinos de Aniz cedieron al prior de la Catedral de Pamplona el patronato de la iglesia parroquial.
El lugar de Aniz se encuentra actualmente dentro del término de Cirauqui; y la anomalía que presenta Cirauqui frente a todas las localidades de su entorno y frente a todos los pueblos de su tamaño, es la existencia dentro de su caserío de dos iglesias (la de San Román y la de Santa Catalina). Esto nos invita a pensar, o a apuntar la hipótesis, de que en el siglo XVI los vecinos de Aniz pudieron trasladarse a Cirauqui, creando en esta localidad su propio barrio con su propia iglesia de Santa Catalina, quedando el otro templo dedicado desde entonces a la Virgen.
Como ha pasado con otras localidades de Navarra, parece ser que Cirauqui fue la localidad que absorbió la población y los terrenos de otras tres localidades, ya desaparecidas, que hubo dentro de lo que hoy es su término municipal; se trata de los despoblados de Aniz, Urbe, y Esquinza.

La iglesia
Del despoblado de Aniz lo único que queda hoy es su iglesia, actual ermita de Santa María de Aniz. Se trata de un edificio del siglo XII o principios del XIII, románico tardío, construido en una sola nave a base de piedra de sillería. En el siglo XVI se hicieron algunas modificaciones en el templo, a las que se debe el tramo final de coro, siendo esta precisamente la parte del templo que falta, y que tras la última restauración quedó sustituido definitivamente por una reja.
Los muros de este templo se apoyan sobre varios contrafuertes, y precisamente entre dos de ellos se abre la portada con tres arquivoltas apuntadas; encima de esta portada se ven tres grandes ménsulas de rollo. La bóveda de medio cañón se sostiene sobre tres arcos fajones. El alero, en todo su perímetro se apoya sobre canes lisos. Justo encima de la portada, en el tejado, sobrevive la espadaña de ladrillo.
A mediados del siglo XVII el ermitaño que estaba al cargo del cuidado de esta ermita se llamaba Martín de Arguiñano.
En el año 1997 se sometió este templo a una importante restauración, quedando consolidadas sus ruinas y garantizando su continuidad en el tiempo durante muchos años.

(Pueblos deshabitados de Navarra)