miércoles, 2 de noviembre de 2016

Fresno de Torote - Madrid

Fresno de Torote se despobló al irse la mayoría de sus habitantes a la urbanización de Serracines ( a unos tres km) perteneciente a Fresno de Torote, incluso el ayuntamiento y otras actividades se trasladaron a Serracines. 
De su iglesia solo quedan los bancos en su interior , faltan las imágenes y el crucifijo.
Probablemente ya ha sido saqueada pues la puerta principal estaba reparada y una de las rejas de una ventana cortada aunque el exterior se conserva en buen estado.

(Pueblos abandonados o despoblados)

Boix

A mediados de los años 50, el pantano de Santa Anna, un extenso embalse de la cuenca del Noguera Ribagorzana, anegó las tierras de Boix y de Tragó de Noguera, empujando a los vecinos de estas localidades a iniciar una nueva vida en dos pueblos de colonización creados para tal fin, o en otras villas cercanas como Alfarrás y Balaguer. Concluía así una historia de varios siglos con su epílogo en la ruina total de los caseríos que asoman sus paredes de piedra a las aguas embalsadas, en un entorno de una belleza agreste, casi irreal.
La antigüedad de Boix se pierde en la Edad Media, en que pertenecía a la jurisdicción de Poblet. Durante muchos siglos, sus vecinos vivieron de la cría de ganado y una agricultura limitada porque, pese a la cercanía del Noguera Ribagorzana, la profundidad del cauce no facilitaba el uso de las aguas para riego. En cambio sí era frecuente la pesca de barbos, a la que había que añadir la abundante caza de perdices y conejos que se movían a sus anchas en un paisaje de matorral y monte bajo. Gracias a ello, Boix mantuvo una población estable que alcanzó el centenar de habitantes en el siglo pasado y llegó a tener 25 casas, alineadas a lo largo de una ladera que hoy aparece repoblada de pinar.

Refugio de aves
El recorrido del pueblo, con sus calles desdibujadas bajo los escombros, permite reconocer el espacio destinado a la plaza, un ensanchamiento a los pies de la iglesia parroquial, consagrada a San Julián y coronada por un campanario que parece más bien un tosco boceto de piedra. Entre las ruinas, algunas viviendas muestran sus puertas de arcos adovelados y a los pies del pueblo, el pantano sirve de refugio a pequeñas bandadas de anátidas, que sobrevuelan el agua remansada.

(Pilar Alonso y Alberto Gil)