sábado, 10 de diciembre de 2016

Estación de Las Infantas

Nos costó bastante encontrar la estación de Las Infantas. Es la más pequeña de todas las que hemos visitado y está rodeada de árboles en un espacio muy tranquilo al que se llega por un camino de tierra. La estación comenzó a funcionar en 1870 y fue ampliada en 1925. No he encontrado mucha información sobre Las Infantas. Cosas sin importancia en la hemeroteca: alguna visita oficial. Un par de accidentes. El 18 de octubre 1906 colisionaban dos trenes de mercancías, no hubo muertes, pero ocho vagones quedaron destrozados. Aquel día, el correo a Madrid llegó tarde. En 1928 hubo inundaciones en la zona. El ABC del 13 de septiembre de ese año cuenta que varios trenes se quedaron incomunicados en medio de las vías. La mayoría de ellos eran de mercancías, pero había uno de pasajeros que había salido de la estación del Mediodía de Madrid. “Se organizó un tren de socorro, que salió de Madrid a las tres de la madrugada, llevando a una brigada obrera que se aplicó activamente a la prestación de auxilio. Para llegar hasta el tren, el personal tuvo que recorrer una extensión de dos kilómetros vadeando charcas y hundiéndose en el fango. Con objeto de efectuar el salvamento hubo que abandonar el tren y preparar la línea, afianzando los rieles, y colocando traviesas”. Funcionó durante más de un siglo y no lleva ni diez abandonada. He visto en otros blogs fotografías de la estación tomadas en 2010 o 2011. La cocina estaba completa, y era una cocina hermosa. Una pena. La barandilla de la escalera todavía se podía ver entonces. Alguien la ha arrancado con tan poco cuidado que ha destrozado varios peldaños de la escalera. Así que para subir a la segunda planta hay que dar una zancada importante. Subir no es problema. Bajar las escaleras es un poco más complicado. Fue hermoso estar dentro de la vivienda del jefe de estación y que pasase un tren por la vía. El ruido es espectacular. Y después la calma y el olvido de nuevo.  En el tiempo que estuvimos allí pasaron dos trenes más.

(Ya nada me puede sorprender- Lourdes Castro)

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