sábado, 24 de diciembre de 2016

Aldea da Fraga de San Cibrán - Pontevedra - Pontevedra

En pleno monte de Bembrive quedan los restos de una población que fue abandonada quizá en el siglo XIX o antes, sin que se conozcan las causas exactas. Se llama Aldea da Fraga de San Cibrán, y de ella aún son visibles aunque con dificultades dos o tres casas entre la maleza. Es uno de los grandes atractivos de la senda de río Eifonso, un arroyo que desemboca en el Lagares y que a su paso deja un camino lleno de molinos, vegetación singular y cascadas que integrará un parque botánico único en Vigo, que incluirá la aldea perdida que la Entidad Menor pretende recuperar mediante un acuerdo de ocupación con los propietarios de las fincas.
El viejo núcleo prácticamente ha desaparecido entre la vegetación, pero todavía se pueden encontrar los restos de algunos de los seis edificios que en su momento albergaron varias familias que vivía de la agricultura, de los frutos de la tierra, el ganado y de los molinos, y de una escasa actividad comercial. La primera noticia de la Aldea da Fraga es de 1528, cuando el obispo de Tui entrega "el casal de la Fraga de San Cibrán con sus dos casa de morada" a Gregorio Vázquez Escudero, que estaba obligado "a morar dicho casal y labrar las heredades dentro de los dichos límites que son para dar pan, y que el dicho Gregorio  y labradores que allí estuvieran e moraren, residiendo en dicho casal sean vasallos y obedientes de su santidad el obispo".
Estaba en el cruce de cuatro caminos medievales, a Beade, Valladares a Bembrive y al Val de Louriña, y por la vía principal pasaron las tropas locales en defensa de los invasores portugueses (en 1665) y franceses (en 1808), así como los peregrinos a Santiago. El último grupo notable que transitó por la zona fueron los trabajadores de las primeras aguas públicas de Vigo, en 1898, de las Minas de Champintiel.
El alcalde pedáneo, Roberto Ballesteros, explicó que lo primero que harán es una limpieza general del camino que incluirá la recuperación de la toponimia.  Así, este otoño estará listo el Parque Botánico Arco da Vella, el nombre elegido.  En cuanto a la Aldea da Fraga, señaló que las fincas son privadas. "Vamos a iniciar los trámites para negociar con los propietarios de los terrenos, que tienen su leyenda pero no son nuestros aún", indicó.

(Atlántico - Vigo)




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