jueves, 17 de noviembre de 2016

Granadilla - Cáceres

La localidad de Granadilla, fundada por los musulmanes en el siglo IX, es un caso excepcional entre los pueblos deshabitados de la península. Su caserío, envuelto por una magnífica muralla y declarado conjunto histórico-artístico, ha sido objeto de una lenta y tenaz restauración desde 1984 y ofrece un raro contraste entre la ausencia de tejados y los cuidados muros de las casas, que producen la impresión de un laberinto de piedra presidido por la iglesia de la Asunción y el castillo. Desde su recinto amurallado el silencio del pueblo se hace más elocuente y la vista alcanza una completa panorámica del entorno, dominado por el embalse de Gabriel y Galán, principal causa del abandono de Granadilla.

Castillo inexpugnable
Hasta los años 50, la localidad contaba con más de 200 viviendas y una población superior a los 1.000 habitantes, dedicados principalmente a la agricultura del cereal, el olivar y los pastos y al cuidado de una nutrida cabaña ganadera de cabras, vacas y caballos. En el río Alagón, entonces sin embalsar, abundaban los barbos y la industria local incluía telares de lienzo, molinos harineros y lagares de aceite. El pueblo tenía escuela, ayuntamiento con tribunal y una cárcel habilitada en el castillo, un robusto edificio de aspecto inexpugnable, protegido por dobles puertas, rastrillo y barbacana.
En los años 60, la expropiación forzosa del término para ser inundado por el pantano, produjo la inevitable marcha de la población y en 1965 la localidad quedó vacía. Veinte años más tarde, el estado acometió su restauración y el caserío recobró tímidamente algo de su pasada belleza.
Gracias a ello, el viajero puede recorrer íntegramente el recinto de las murallas, de casi 1 kilómetro de longitud, acceder al interior por la puerta de la Villa y visitar el castillo. La plaza Mayor, animada por unos graciosos jardines y una fachada cubierta de conchas, sirve como lugar de encuentro de las distintas calles, que transcurren entre edificios en ruinas, caserones restaurados y terrenos baldíos que antaño sirvieron de huertas.

(Pilar Alonso y Alberto Gil)

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