lunes, 31 de octubre de 2016

Tamayo - Burgos

La localidad de Tamayo se alza al pie de la sierra de Oña, sobre un terreno inclinado y rocoso que contribuye a la bella estampa de su caserío, en el que predominan robustas construcciones de piedra de aspecto medieval.
De hecho, los primeros documentos conocidos sobre el pueblo se remontan al siglo XI, cuando mantenía su independencia frente a Oña, que llegaría a ser una ciudad muy poderosa gracias a las propiedades atesoradas por el importante monasterio de San Salvador.
Esa competencia ha durado diez siglos, pero finalmente parece haberse zanjado a favor del más fuerte, ya que en los años sesenta la falta de luz y agua corriente empujaron a los vecinos de Tamayo a buscar sustento en otras poblaciones, principalmente en la cercana Oña, mejor equipada.
Ahora solo algunos lugareños se acercan a Tamayo de vez en cuando, atienden las huertas e incluso han construido viviendas de ladrillo a las afueras del pueblo, pero el centro de la localidad es un triste conjunto de construcciones arruinadas y calles desdibujadas por la vegetación.
La mayor parte de los edificios datan de los siglos XIV y XV, al igual que la iglesia, que exhibe un hermoso blasón en uno de sus muros. Un camino conduce al cementerio, en lo alto del pueblo y, un poco más arriba, las desnudas paredes de unas torres medievales quedan como única huella de un pasado sin duda más pujante.


(Pilar Alonso y Alberto Gil)

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