viernes, 21 de octubre de 2016

A Valia - Asturias

El bullicioso cauce del Agüeira, que recoge sus impolutas aguas de pequeños arroyos en este rincón de Los Oscos, ha creado un entorno idílico a su paso por A Valia, una aldea integrada apenas por tres casas, una capilla derruida y restos de otras construcciones, cuyos orígenes se remontan al siglo XIII. Algo de esa atmósfera medieval se respira aún en este núcleo de pizarra y piedra oscura, que asoma entre el arbolado como el escenario de una leyenda artúrica y que, por la pureza de su arquitectura, ha sido catalogada como conjunto histórico-etnográfico de interés.
Desde tiempos remotos, A Valia estuvo habitada por una población estable que ocupaba tres casas y algunas cabañas, hoy desaparecidas, y que a mediados del siglo XX se reducía a 16 habitantes. La economía de la aldea se mantuvo gracias a la agricultura y a la industria de la forja, realizada con ayuda de un mazo movido por la corriente del agua. Pero la crisis de ambas fuentes de riqueza produjo el abandono de la aldea.
Hoy, la única huella visible de la herrería son los restos de la canalización del mazo y un curioso blasón que se conserva en la casa principal, en el que figura la palabra Vizcain, tal vez porque la mayoría de los herreros procedían de Vizcaya. La influencia vasca se hizo presente en el nombre que se daba en la comarca a los artesanos de las herrerías, llamados "arozas" (de arotz, herrero en euskera).
El otro testimonio de que esta aldea estuvo llena de vida es el molino de grano, una minúscula construcción junto al río. En lo alto del caserío quedan las paredes y restos del campanil de la capilla, una modesta obra de piedra datada en 1766 y, al otro lado del valle, sobre un altozano, se levanta As Casias, un caserón acompañado de un hórreo de buen porte.


(Pilar Alonso y Alberto Gil)




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